lunes, marzo 14, 2005

Drogas

Debido a la escasez de marihuana, los porteños se están inclinando hacia un mayor consumo de cocaína. Fuentes periodísticas confirman que en Buenos Aires hay varados alrededor de cinco mil kilos de “blanca”, a causa del escándalo de las valijas SW. Cuando le comenté a mi amigo R E que estaba muy contento por poder ir a la fiesta de cumpleaños de R, intentó de persuadirme de que no me tentara de tomar “ninguna raya”. “¡Con qué autoridad me decís eso!”, le contesté. Entonces le expliqué la teoría de que mis pólipos nasales desaparecieron gracias a la cocaína. ¡¿Acaso la cocaína no destruye las mucosas?! Hasta que nadie me pruebe lo contrario, considero esto un hallazgo médico, solamente por el hecho de la comprobación empírica, in corpore. Me daré por vencido cuando aparezca alguien que pueda comprobarme que toma cocaína con cierta regularidad y que no obstante tiene pólipos nasales. Existe otra tesis posible y es que la curación a esta afección ORL que padecí (puedo comprobar que ya no) se deba en realidad a el tratamiento homeopático con el que sigo desde hace ocho años, o al tratamiento con corticoides que sigo también desde el año ‘96.
No soy un consumidor habitual de cocaína (podría pasar una rinoscopía, sin que aparezcan rastros), pero de vez en cuando me gusta tomar en las fiestas, cuando hay, una o dos rayas para poder tomar alcohol y fumar marihuana, sin sentir cansancio. A veces puedo seguir de largo y tomar lo que me queda de un “papel” (alrededor de 1gr) durante el día siguiente, y me gusta ese estado melancólico, triste y despabilado, quedar frágil a la emoción del “bajón”, sin haber dormido en toda la noche. Durante el día puedo ver películas, tomar cerveza, o ir a caminar por algún parque. Tengo la suerte de que las drogas no me generen adicción. Probé variadas drogas y la que consumo habitualmente es la marihuana, a mi entender injustamente penalizada. La peor droga de todas, y la adicción más difícil de superar es el tabaco. Esto lo aprendí del genial William Burroughs, que pasó victorioso por todo tipo de experiencias con las drogas e incluso superó la adicción a la heroína y, no obstante, en su vejez tenía un porte envidiable, como puede comprobarse en la foto de Martine Barrat, en la que podemos verlo en un balcón de París, junto al joven Raúl Escari, armando un joint.



Raúl Escari y W. Burroughs armando un joint. Copyright by Martine Barrat

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